Procrastinación: de demorar, retardar o retrasar algo, consiste en aplazar el cumplimiento de una obligación o el desarrollo de una acción. Cuando dicha actitud se vuelve habitual, la procrastinación se convierte en un trastorno del comportamiento que puede llegar a requerir atención psicológica. Dejarse vencer por la negativa actitud de posponer para otro momento lo que debemos hacer ahora es parte de la vida y de la historia de la humanidad.
Los procrastinadores profesionales suelen usar la frase » Yo trabajo mejor bajo presión «, por eso dejan que el trabajo se les acumule hasta el final; pero, tarde o temprano descubren que ésta es solo una justificación para acabar » no haciendo» o » no cumpliendo » con lo que deberían terminar, o entregar.
Para Pychyl, procrastinación es tomar la decisión de no hacer algo a pesar de que sabes que a largo plazo será peor.
Aclara que no es lo mismo que atrasar intencionalmente algo, y que no es un asunto de manejo de tiempo, sino una incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos.
«Cuando procrastinamos, estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable», señala.
«Es parecido a emborracharse o comer para consolarse: es una estrategia que nos hace sentir mejor al distraernos con un placer de corto plazo y olvidándonos del problema».
¿Qué podemos hacer?
La procrastinación es más común entre la gente más impulsiva, propensa al perfeccionismo, abrumada por las expectativas que tienen los otros de ella y temerosa del fracaso.
Afecta más a los jóvenes, pues las personas solemos controlar mejor nuestras emociones a medida que el cerebro se desarrolla.
Pero hay esperanzas para los jóvenes -y los ya no tan jóvenes- que dejamos todo para mañana.
Basándose en su investigación con la psicóloga Fuschia Sirois de la Universidad de Sheffield, Pychyl asegura que todos podemos reducir la procrastinación siguiendo los pasos a continuación:
1) Practica técnicas de mindfulness y meditación para controlar tus pensamientos negativos
«Usando las técnicas de mindfulness o conciencia plena podemos reconocer que no tenemos ganas de hacer algo sin juzgar ese sentimiento, y luego nos ayuda a acordarnos por qué es importante realizar la tarea y comprometerse a empezarla».
«Después, cuando hemos progresado en la tarea, nos sentimos mejor y eso hace que sea más fácil continuar».
Por ejemplo, sir Anthony Seldon, vicerector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, introdujo sesiones de mindfulness para profesores y estudiantes para combatir la procrastinación.
2) Divide la tarea en pasos claros y manejables
Una de las razones por las que aplazamos lo que debemos hacer es que las metas que nos proponemos a menudo son muy grandes y vagas, lo que las hace intimidantes y desagradables.
Así, en vez de proponerte «ponerme en forma» o «escribir una novela» prométete «ponerme el atuendo de trotar» o «decidir el nombre del personaje principal».
En la Universidad de Warwick, Paul Roberts conduce talleres de mapeo mental para estudiantes y la técnica les enseña a dividir tareas difíciles en los pasos necesarios para completar sus proyectos.
Roberts dice que les ayuda a superar la inercia y por ello dejan de procrastinar.
3) No te castigues por procrastinar
La investigación de Pychyl muestra que los estudiantes que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea.
Cuanta más culpa y rabia sientas por privar al mundo de tu fabulosa novela este año, menos posibilidad tienes de escribirla en 2019.
4) Apóyate con los valores con las que ya cuentas
Los valores que codificamos de nuestra familia parental, serán convierten en nuestra habilidades, el ejemplo del valor de la limpieza, la disciplina, la gratitud te dará una excelente herramienta en tus proyectos, solo es cuestión de conectar y reconocerlos.
5) Conéctate con tu «yo futuro»
Cuando le mostraron a un grupo de personas sus retratos digitalmente envejecidos, y les pidieron que asignaran dinero para cuando se retiraran, muchos tendieron a dar sumas más altas que antes de que les mostraran las imágenes, pues sentían un lazo más fuerte con sus «yo futuros».
Poner un retrato tuyo digitalmente envejecido en tu escritorio quizás no sea muy conveniente, pero si tienes que entregar un trabajo a las 9 a.m., imaginarte a ti mismo a las 2 a.m. tratando desesperadamente de terminarlo, podría impulsarte a empezar más temprano.
6) Entiende por qué te importa lo que vas a hacer
La procrastinación a menudo refleja un problema existencial más profundo de falta de identidad o dirección en la vida.
Procrastinamos cuando la tarea nos parece aburrida o menos significativa, así que no olvides la razón por la que estás haciendo algo y cómo encaja con tus ambiciones.
Es tan sencillo como recordar que escribir un buen ensayo ayudará para conseguir un diploma, que es indispensable para realizar tu sueño de ser doctor.
Pensando de esa manera, el beneficio a largo plazo de hacer el trabajo puede reducir el placer a corto plazo de distraerse.
«Si podemos aprender a manejar las emociones, será una gran ayuda en todas las áreas de sus vidas».
La procrastinación esta relacionada con factores de estrés y sobre todo como vemos la vida o nuestros objetivos de vida. Recuerda que » Tú podrás retrasarte, pero el tiempo no lo hará «.
En RIL podremos con gusto reconciliar tus emociones para entender el para que pospones tus actividades o responsabilidades.