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De acuerdo con la Teoría del Vínculo de John Bowlby , existe una tendencia natural en los seres humanos a establecer relaciones íntimas y estables con personas determinadas, la cual comienza desde los primeros meses de vida y se evidencia en las diversas formas que el niño tiene para obtener y/o mantener la proximidad con una figura significativa. En el curso del desarrollo de un individuo se dirá que está apegado cuando "está absolutamente dispuesto a buscar la proximidad y el contacto con ese individuo, y a hacerlo sobre todo en ciertas circunstancias específicas" .
Paralelamente existen la actitud de los padres o cuidadores y las pautas culturales donde se desarrolla esta conducta. "El acto de proporcionar cuidados... es considerado como un componente básico de la naturaleza humana" .
El tipo de relación entre el niño y el cuidador no queda restringido a la primera infancia, sino que se mantiene como una característica del niño e influirá tanto en la relación que establezca con otros como en el desarrollo de su personalidad y en la incidencia de diversas patologías. En las últimas décadas se han realizado numerosos estudios que buscan establecer la relación existente entre vínculos tempranos y diversas patologías , como depresión , trastorno de pánico y agorafobia
Desde la perspectiva de la Teoría del Vínculo, se entiende por "conducta de apego" a cualquier tipo de conducta que tiene como resultado el logro o la conservación de la proximidad con otro individuo claramente identificado al que se considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo. Por otra parte, la actividad que realizan los padres para permitir que la conducta de apego logre su objetivo, se denomina "conducta de atención". La interrelación establecida entre la "conducta de apego" en el niño con la "conducta de atención" por parte de los cuidadores dará el tipo y calidad del vínculo.
Basándose en la teoría del vínculo, Mary Ainsworth definió tres pautas de apego o vínculo.
1. Pauta de Apego Seguro: existe confianza por parte del niño hacia sus padres (o figuras parentales), quienes serán accesibles y colaboradores cuando el infante se encuentre en situaciones adversas o amenazantes. Esto le permitirá explorar el mundo con seguridad y confianza. El apego seguro se ve favorecido por la conducta de los progenitores en cuanto sean sensibles a las señales del niño, recibiéndolo de forma amorosa cuando éste busque protección y/o consuelo.
2. Pauta de Apego Ansioso Resistente: el niño no tiene la seguridad de encontrar a sus progenitores si se encuentra en alguna situación amenazante y si lo ayudarán cuando lo necesite, lo cual favorece un grado de incertidumbre importante en la relación vincular. De esta forma el niño es propenso a la separación ansiosa, es proclive al aferramiento y se muestra ansioso frente a la exploración del mundo. El conflicto entonces es evidente y se ve favorecido por una actitud de los padres tendiente a mostrarse accesibles y colaboradores en algunas ocasiones, pero no en otras, y por la amenaza de abandono y separación como modo de controlar la conducta del infante.
3. Pauta de Apego Ansioso Elusivo: el niño desconfía que sus padres le entregarán la ayuda necesaria o requerida por él y más bien tiene la convicción que en este intento será desairado por ellos. De esta manera el niño intenta ser una persona emocionalmente autosuficiente, evitando el amor y el apoyo de otras personas, lo que se traducirá luego a la luz de los otros como una persona narcisista o con un falso sí mismo. Aquí el conflicto se encuentra más bien oculto y se relaciona con un constante rechazo de la madre con respecto a su hijo en los momentos en que éste se acerca a ella en busca de consuelo y protección. Hay casos extremos donde el rechazo es frecuente y repetido.
Existe una persistencia en las pautas de apego que se tenderían a desarrollar y perpetuar a lo largo de la vida, lo que se daría por dos razones fundamentales: por una parte, la forma en que un progenitor trata a su hijo no varía considerablemente en el tiempo y, por otra, cada pauta tiende a perpetuarse a sí misma: por ejemplo, un niño con un apego seguro será un niño satisfecho, de forma que gratificará a su cuidador siendo menos demandante de cuidados. "A medida que el niño crece, la pauta se convierte cada vez más en una característica Estandarización del P.B.I. (Parental Bonding Instrument), versión adaptada a la población entre 16 y 64 años..
La relación entre estilo vincular y psicopatología puede observarse desde edades muy tempranas y en las diferentes etapas del ciclo vital. Así, la repetición constante de un patrón vincular es necesaria para la existencia de una relación vincular segura; al mismo tiempo, la presencia de un patrón distorsionado tiene influencias en la personalidad desde que ésta se instaura.
Se han realizado diversos estudios acerca de la asociación entre determinadas psicopatologías y los patrones vinculares, tales como Trastorno de Pánico con o sin agorafobia, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastornos Depresivos, Trastornos de Personalidad, y distorsiones en la calidad del Vínculo.
Otro aspecto relevante es que no es sólo el mundo "real" sino la manera cómo el niño lo construye, lo que tiene un rol crucial en la organización de su personalidad; "las intenciones que conscientemente o no inspiran los métodos de crianza paternos, influyen indirectamente sobre el autoconocimiento del desarrollo del niño porque lo esencial de la relación padre - hijo descansa en la percepción que el hijo tiene de lo que los padres son" .