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EL ESTRÉS Y LA RESILIENCIA.

 

Empezaremos definiendo la subjetividad frente a la adversidad; ¿Por qué dónde unos ven una amenaza, otros ven un desafío? ¿Por qué algunos se cuelgan de paredes verticales de una montaña, mientras otros son incapaces de asomarse a la ventana de un quinto piso? ¿Por qué unos pasan la página y otros nunca olvidan?

Al hablar de subjetividad, debemos de entender que cada persona percibe el mundo en función de sus aprendizajes y experiencias. Uno puede no haberse enfrentado jamás a un león, incluso puede no haber visto ninguno, ni siquiera en el zoológico, pero si al doblar en la esquina nos encontramos con uno, lo más probable es que no nos detengamos a acariciarle con ternura. La palabra clave que nos conecta con la idea de subjetividad en la definición de estrés es la evaluación. Nuestra respuesta, está condicionada por un proceso cognitivo, mediante el cual evaluamos el riesgo de la amenaza, el ejemplo del león es ¿que sabemos del león? Es común saber que es un depredador, veloz y feroz.¿ qué podemos hacer con él? No podemos correr, pero si ser cautelosos y alejarnos. Y he aquí donde se activa una respuesta de  estrés ante una amenaza, duda de las capacidades ante esa amenaza, ¿la amenaza pone en peligro mi bienestar?, son preguntas que por automático generará una conducta o acto. Pero si este león le aparece a un domador tendrá otra respuesta diferente, ya que el domador tiene una experiencia y entrenamiento que puede controlar y generará un nivel más bajo de estrés. ¿Por qué  unas personas desarrollan una respuesta de estrés mientras que otras no? Esto dependerá no sólo de las demandas del medio, sino también de los recursos propios de los que dispongan para hacer frente a esa situación ambiental o psicológica generadora de estrés, esto introduce a las diferencias inter-individuales y dependerá de la interpretación y valoración que cada persona haga de cada estimulo en relación con sus recursos, habilidades y capacidades para hacer frente a las circunstancias y por ende considere una amenaza para su propio bienestar, entonces generara estrés.

Por otra parte, también va a influir en esa vivencia subjetiva la naturaleza de la propia adversidad. Así, se han definido cuatro características que debe reunir una situación para que produzca estrés, no siendo necesario que aparezcan todas ellas para que se inicie el proceso, ( si bien cuantas más estén presentes, mayor será la dosis de estrés ) (Lupián).

1.- La novedad. Lo que nos pasa tiene que ser nuevo.

2.- La impredecibilidad.

3.- La sensación de que no controlamos en absoluto la situación.

4.-  Debe representar una amenaza para nuestra personalidad.

“ La felicidad no es ausencia de estrés….En la vida necesitas un poco de estrés. Cuando hablas con personas felices, verás que siempre se marcan pequeños retos que desean conseguir, pero la diferencia es que conocen, por así decirlo, su resistencia al estrés, y cuando el estrés es excesivo, frenan) (Lupien)

El estrés crónico es aquel que se prolonga en el tiempo cronificándose y agotando de tal manera los recursos del individuo que produce alteraciones, esto puede provocar una disminución en su bienestar y equilibrio. Se trata de amenazas continuas que se encadenan una con otras, sin darnos tiempo para preparar nuestro organismo y cronificando la respuesta de estrés.

El estrés agudo es puntual, en realidad un reto o un desafío para el individuo, que aporta una dosis de excitación y motivación. El estrés agudo es muy bueno para la supervivencia, ya que las hormonas de estrés nos ponen en guardia frente a las posibles amenazas. Según los investigadores, un poco de estrés aumenta la memoria, nos mantiene en movimiento para crear habilidades de respuesta y nos hace ejercitar nuestra resiliencia.