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A lo largo de la vida entablamos diferentes tipos de relaciones: vínculos familiares, amistosos, sociales, profesionales, afectivos, amorosos, entre otros muchos. Lo mismo acontece con cada historia de amor, siempre vivida como la única y verdadera.
Cada una de estas historias de amor, las vivimos en épocas diferentes, por lo tanto, nuestro estado emocional y circunstancial es también diferente. nosotros expresamos nuestros sentimientos de forma peculiar, nuestra manera de actuar es distinta y por lo tanto también a la hora de reaccionar ante circunstancias adversas o favorables… y a pesar de los innumerables rasgos que nos diferencian, somos, en esencia muy parecidos, lo que nos permite describir los patrones generales en los que se engloban los distintos modos de amar.
Las relaciones pueden ser abiertas o cerradas. En las abiertas se conserva y se favorece la identidad de cada miembro de la pareja, pero a su vez disfrutan entre ellos, la comunicación entre ambos es libre, sincera y espontánea. Se sustenta en la confianza y la reciprocidad y se establece un equilibrio de roles. Las relaciones cerradas, por el contrario, se basan en reducir la identidad de cada uno de los miembros para fusionarlo en uno sólo. Los roles masculino y femenino están tremendamente definidos, el afecto es rígido y posesivo, además de ser relaciones que toleran mal el cambio, por lo que en ocasiones se oponen a él.